CREA 13 ME IMPULSÓ A VENDER MIS OBRAS

Mi historia se teje desde mis primeros años, cuando descubrí una necesidad biológica de plasmar mi creatividad en cualquier superficie que encontrara. Desde que aprendí a sostener un lápiz, el mundo se convirtió en mi lienzo. Desde temprana edad, mis amigos y familiares destacaron mi habilidad para el dibujo, disfrutando caricaturizando a aquellos que encontraba a mi alrededor.

A medida que crecía, mi papel en el mundo del arte evolucionaba. Pasé de ser el chico que dibujaba en la pizarra de la escuela a aventurarme en la pintura durante mi adolescencia. Sin embargo, las dificultades económicas y las limitaciones de mi país truncaron mis sueños de vivir del arte y estudiar más allá de la secundaria, lo que me entristecía enormemente dadas mis pretensiones de estudiar cirugía plástica. 

¿Que tienen que ver la cirugía con el arte?

Pues mi nexo entre las dos es, claramente, la admiración por la figura humana escalas y cuerpos.

Alejarme de ese sueño de admirar la figura me acercó más aún al arte.

El arte siempre me ayudó a superar las etapas difíciles ya que podía al menos pintar esa belleza que apreciaba, junto a los colores llega mi fascinación, empecé a ver pinturas de los maestros antiguos y sus diferentes estilos, practiqué incansablemente para mejorar mi técnica y, algo que recuerdo con sumo cariño, descubrí el canal de Antonio García Villarán.

Pasó el tiempo y después de tener que hacer trabajos pesados y solo soñar con estudiar y ser artista, llegué a mudarme a la ciudad donde a la vez me colé a trabajar en este restaurante del que les hablé al principio de la historia. Allí encontré muchas obras de lo que Antonio llama Hamparte, compradas a valores descomunales.

Al verlas, recordaba las obras apiladas en mi humilde habitación. Es duro ver como los Hampartistas atraen toda la atención de los amantes del arte, compradores y galerías.

Así que pensé...

¿Por qué tener miedo a dar el paso? 

¿Por qué no exponer mis obras? Al fin y al cabo, estas obras decorativas sin ningún valor lucen orgullosas en las paredes que me acogen gran parte del día.

Así que, armado con la inspiración de Antonio y guiado por sus enseñanzas, me aventuré a presentar mi trabajo.

Después de adquirir uno de sus cursos, las puertas se abrieron, y mis pinturas encontraron un hogar en el hotel. Las ventas fueron alentadoras, con precios que oscilaban entre $50 y $100. Este éxito inicial impulsó una segunda exposición, consolidando mi posición en el mundo del arte local.

Pero, aunque mis obras se afianzan en mi país, mi visión va más allá.

Sueño con posicionar mis creaciones no solo en Honduras, sino en el mundo entero. Actualmente, estudio odontología, pero mi pasión por el arte persiste. Cuando la rutina amenaza con apagar mi creatividad, recurro a los videos de Antonio, que siempre renuevan mi entusiasmo por seguir siendo un artista, resistiendo con mis colores en un lienzo que se expande más allá de las fronteras que alguna vez limitaron mis sueños.

Muchas gracias, Antonio.

Autor: Jonahaster Cruz, alumno de CREA 13.